lunes, 23 de noviembre de 2015

Romanticismo- Historia miedo

Os voy a contar la historia que mi abuela me contó hace mucho tiempo cuando yo era tan solo una niña.
El 12 de Noviembre de 1859 la familia Martínez , una familia de Españoles tuvieron que abandonar la casa donde se hospedaban desde hace unas semanas por causas sobre naturales. 
Tenían una familia grande ya estaba formada por 3 hijas; Carla la mayor de 19 años, Patricia de 15 y Anastasia de 10, también un bebé llamado Miguel de unos 6 meses.
Cuando hablaron con el propietario de la casa éste les dijo que se arrepentirían, ya que todo el que ha entrado en esa casa nunca había salido, y si lo había hecho era para ir al manicomio. La familia Martínez necesitaba esa casa con desesperación ya que era una casa grande de dos plantas, por el día se instalaron, todo iba realmente, y digo iba porque aquella misma noche  empezaron los sucesos. 
El reloj marchaba bien cuando a las 4.30 de la mañana se paró y Carmen, la madre se levantó asustada porque estaba oyendo a Miguel de llorar, puso la escucha y se quedó paralizada cuando oyó una voz de mujer calmando a su bebé, Carmen enseguida levantó a Ricardo, su marido, él también la escuchó, fueron corriendo a la habitación y no podían abrir la puerta, era como si alguien estuviera detrás de la puerta para impedir el paso, cuando Ricardo dio un fuerte empujón abrió la puerta, entraron y encendieron la luz, en aquella habitación no había nadie, tan solo el pobre Miguel durmiendo arropado, Anastasia y Patricia dormían justo al lado de de la habitación del pequeño, por lo que oyeron los golpes de la puerta, se despertaron y fueron haber que pasaba, Carmen no sabía que responder por, lo que les dijo que había sido una imaginación de ella porque estaba demasiado cansada. 
A la mañana siguiente Carla vio que el reloj se había parado, por lo que llamó a su padre y lo pusieron en funcionamiento de nuevo. Carmen seguía exhaustada por lo que sucedió anoche, pero no le dio mucha importancia, cuando estaba tendiendo la ropa hacía bastante aire así que una sábana salió volando y cuando se giró para ir a por ella vio que se había quedado plasmada en una figura en el aire que era la figura de una persona, cuando cerró los ojos fuertemente y los volvió a abrir ya no había nada, pensó que eran imaginaciones suyas. Cuando fue la hora de comer se lo comentó a su marido y a sus hijas, Carla dijo que anoche tuvo la sensación de que algo le tocaba el pelo, pero no le dio importancia pues estaba muy cansada, las otras dos hijas no sintieron ni les ocurrió nada extraño.

Llegó la segunda noche, cuando Carla, Anastasia y Patricia estaban viendo la tele cuando algo golpeó a Anastasia, como Carla estaba a su lado Anastasia le dijo que porque le había pegado, Carla se echó a reír y dijo que ella no había sido, que no se inventara esas cosas, Anastasia se enfadó y se subió a dormir a su cuarto, Patricia a la media hora dijo que se iba a dormir ella también y como a Carla le daba miedo quedarse sola se subió con ella; una vez dormidos todos, el reloj volvió a pararse a las 4.30 pero, esta vez fue diferente, algo tiró del brazo a Patricia y ésta pegó un gran chillido que todos fueron haber que le había pasado, cuando fueron Patricia tenía en el brazo un gran moratón y un arañazo lleno de sangre, Carmen le dijo a Ricardo que no debían haber entrado aquí, que le tenían que haber hecho caso al propietario y no haber entrado aquí nunca ; Ricardo no sabía que hacer, por lo que llamaron a unos caza-fantasmas, cuando entraron en la casa dijeron que había mucha maldad en ella, que antes aquí habitaba una mujer que se volvió loca y acabó suicidándose, su espíritu sigue vagando por esta casa, nunca podrá abandonarla, ama y odia su casa como ama y odia a los que la habitan, por eso no quiere que el bebé llore, pero tampoco quiere que las demás hijas estén en la casa, la mujer siempre había querido un bebé y Martín y Laura (los caza-fantasmas) dijeron que no iba a dejar pasar esta oportunidad de tener un bebé en la casa. No les dio tiempo a acabar la frase cuando por la escucha oyeron a Miguel de llorar y otra vez la voz calmándolo, subieron todos y vieron al bebé volar por la habitación y a la mujer sosteniéndolo; Carmen le suplicó que le diera a su hijo, que no se lo llevara con ella, la mujer ignoró a la madre y cuando fue a saltar por la ventana con el bebé en brazos Martín y Laura comenzaron a decir una oración de la iglesia, y la mujer poco a poco fue desapareciendo y convirtiéndose en polvo. Salieron de la casa y después de este trauma las hijas estuvieron yendo a psicólogos durante años, pero jamás olvidarán lo ocurrido.

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